miércoles, 28 de septiembre de 2011

El inflexible Parménides

El verbo ‘ser’ se utiliza en la mayoría de los idiomas de dos manera: 1) el uso ‘existencial’ del verbo, por ejemplo, cuando decimos  ‘esto es’; y 2) el uso ‘predicativo’ del verbo, por ejemplo, cuando decimos ‘esto es un gato’ o ‘esto es blanco y negro’.
Parménides consideraría que sólo puede haber una manera de utilizar el verbo ‘ser’; porque por ‘ser’ o ‘realidad’ debemos entender una sola cosa. Si de algo decimos ‘esto es’ y además ‘esto es un gato’, el inflexible e impaciente Parménides nos diría: ¿en qué quedamos? ¿qué caracterización es la buena?.
Si le dijéramos que la buena es ‘esto es’, entonces nos diría que ‘esto es un gato’ equivale a ‘no es’. En efecto, una vez que hemos apostado por una frase de uso del verbo ‘ser’ como la buena, entonces todo lo demás será simplemente lo contrario a ‘ser’, es decir, ‘no ser’. De ahí que si decimos la frase ‘esto es, y es un gato’, Parménides la traduce como ‘esto es y no es’, lo cuál es una contradicción lógica inaceptable.
Si le dijéramos que la buena es ‘esto es un gato’, entonces nos diría que ‘esto es’ equivale a ‘no es’. Además, si nos diera por decir ‘esto otro es una montaña’, Parménides nos volvería a decir: ¿en qué quedamos? ¿vas a caracterizar el ser como gato o como montaña?.  Además también preguntaría: ¿qué quieres decir con ‘esto otro’?; si le respondemos que puede haber muchos gatos, como hemos dicho que la caracterizacion buena para la realidad es ‘esto es un gato’, preguntaría: al decir que puede haber muchos gatos, ¿quieres decir que puede haber muchas realidades? ¿pero entonces, de todas esas realidades, cuál es la buena?.
Por supuesto, tampoco entendería que dijéramos: ‘esto es un gato, y es blanco y negro’, por la misma razón que no entiende que digamos ‘esto es, y es un gato’.
Y no entendería ‘esta mesa es roja, pero ayer era verde’ o ‘yo soy calvo, pero antes no era calvo’.  Nos preguntaría por cuál es la caracterización de la realidad que es la buena (roja o verde, calvo o no calvo), y en función de eso, traduciría nuestras frases como ‘esto es y no es’, que es una contradicción lógica inaceptable. Si algo cambia, para Parménides eso es una prueba de que no era lo real.
Tampoco entendería ‘esto es un gato, pero morirá’; aunque en este caso, quizás esto nos pueda dejar perplejos aunque no seamos tan inflexibles como Parménides. Al fin y al cabo, ¿qué quiere decir ‘esto era un gato, pero ahora no lo es’?.
Moraleja: el lenguaje cotidiano y el sentido común refutan a Parménides: la complejidad de lo que podemos decir con nuestro lenguaje muestra que la realidad es más rica y compleja de lo que pretende Parménides. Por lo tanto, ¡cuidado con los reduccionismos!. Por ejemplo, si decimos que el universo entero no es más que una gigantesca acumulación de bolitas de materia, quizás estamos siendo tan inflexibles como Parménides; porque si eso es todo lo que hay, entonces, ¿qué son los gatos? ¿y cómo vas a explicar que me he quedado calvo?.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.