miércoles, 28 de septiembre de 2011

Heráclito, el Barça, el río Ebro y Cervantes

Dice Heráclito: todo cambia ('panta rei'). Frente a Parménides, si nos encontramos con algo que no cambia, eso es una prueba de que no es real. Lo real es aquello a lo que le pasan cosas, a lo que le suceden cosas. Y cuantas más cosas le pasen, más real es. Permitidme la humorada: Heráclito no sería del Barça, de este Barça perfecto que lo gana todo siempre; cuanto más partidos gana, cuanto más sobrenaturalmente perfecto parece Messi, cuanto mayor es la distancia que parece abrirse entre el Barça y el resto de los equipos 'mortales', menos real se estaría volviendo el Barça. Para alguien como Heráclito, la estabilidad es la muerte, la desaparición, el fin (por eso Guardiola se está pensando seriamente dejar de ser entrenador del Barça en cuanto pueda y le dejen: porque sabe lo importante que es el cambio; y por eso dice que hay un peligro en 'creerselo'). Lo real es gloriosamente, armoniosamente, hermosamente contradictorio y conflictivo. Dice Heráclito: lo real es como un arco en tensión: siempre a punto de dispararse, de perder un equilibrio que es siempre frágil.
También decía Heráclito: no puedes bañarte dos veces en el mismo río. Lo interesante de esta afirmación es hacernos la pregunta: ¿cómo sabemos que es el mismo río?. Irónicamente podíamos utilizar aquí el ser parmenídeo en su versión atomista: si la realidad de algo es ser un conjunto de átomos, entonces tiene razón Heráclito: no es el mismo río, porque entre el instante t1 y el instante siguiente t2, algún átomo se habrá añadido al río, y algún átomo habrá perdido. Tampoco yo soy el mismo que hace un segundo, porque mi piel se está constantemente renovando entre otros cambios, y no soy el mismo conjunto de células que hace un segundo. Cuando escribía 'un', no soy el mismo que cuando escribía 'segundo'. Lo cierto es que, como diría Hume, eso del 'mismo río' parece un invento nuestro: no tenemos ni una sola razón para decir que es el 'mismo río'. Esto también me recuerda a la anécdota aquella de las medias del marqués venido a menos: como el marqués ya no tenía dinero, hacía que su mayordomo zurziera sus medias cada vez que se le rompían; tras muchos zurzidos, al final terminó sucediendo que en las medias no quedaba ni uno solo de los hilos originales: ¿podemos decir que son las mismas medias?. En serio, ¿qué criterio vamos a utilizar para identificar al Ebro? ¿que pasa por Miranda? ¿y si dentro de una serie de años geológicos ha cambiado su curso? ¿que nace en Fontibre?: bueno, igualmente un cataclismo geológico puede hacer que un sumidero subterráneo emerja, etc, etc. Esto me lleva a otra pregunta: ¿en qué momento algo deja de ser ello mismo? ¿si Cervante no hubiera escrito el Quijote habría dejado de ser Cervantes?.

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